Las viñas que dan alma a este Ribeiro crecen ajenas al mundo. Obedeciendo solo el ritmo dictado por su entorno natural. Acunadas por el silencio. Lejos, Lonxe.
La finca, donde cultivamos las uvas para “Lonxe” es la verdadera protagonista de este vino; por su ubicación, tipo de suelo, microclima y orientación de sus terrenos.
Una finca aislada en medio del monte, donde sólo encontramos flora y fauna autóctona. Con laderas en diferentes orientaciones, suelo muy pobre granítico-arcilloso, abierta hacia el noroeste, desde donde se puede ver el rio Miño el cual nos trae los vientos atlánticos continuamente presentes.