Ponemos un cuidado exquisito en todos los procesos, desde la viña hasta la bodega, porque creemos que todo vino es el resultado de la conexión entre uva, suelo, entorno, clima y elaboración. Nuestro proyecto persigue un producto cada vez más genuino, un vino de finca que mejore cada añada.
Huimos de las etiquetas, somos simplemente viticultores. Usamos las herramientas o conocimientos que hemos adquirido a lo largo de 16 años dedicándonos a la viticultura, para lograr sacar adelante la cosecha y no dañar a las plantas. Trabajamos teniendo en cuenta los ritmos cósmicos y la vida de los suelos que se estudian en la viticultura biodinámica, pero también usamos cuando es necesario productos fungicidas de la industria moderna. Hace años que no usamos herbicidas y nunca se nos ocurrió usar un insecticida pues buscamos el equilibrio, necesitamos hacer una viticultura que convine las practicas milenarias con la ciencia moderna pues es la manera de paliar los males de nuestro tiempo y así poder hacer el vino que nos permita vivir de nuestro trabajo.
No nos gustan los prejuicios e intentamos no tenerlos, deseamos y creemos que lo justo es que hablen nuestros vinos y eso es lo que debería de importarle a la gente sin complejos.
El vino es el fin de todo esto, buscamos vinos con alma, búsquenla en ellos y si no la encuentran penalícennos pero prueben con los ojos cerrados y la mente limpia sino no la encontraran nunca.